Cuando mi
esposo y yo decidimos llevarnos a los chicos a vivir a Estados Unidos una parte
importante del proceso era asegurar que ellos estuvieran bien en todos los
sentidos. Organizarnos, prepararnos antes de todo, nos dio una gran ventaja
sobre lo que probablemente se avecinaba.
Para un
adulto, la experiencia de una mudanza puede ser estresante y para los niños
podría ser mayor. Normalmente ellos se sienten más cómodos con lo que ya están
acostumbrados, el mismo entorno, su misma escuela, sus mismos amigos.Los niños captan fácilmente la actitud y los estados de ánimo de sus padres con respecto al cambio. Por lo tanto, aunque a Usted no le sea muy grata la idea de la mudanza, frente a los niños se recomienda tratar de mantener una actitud positiva, que les de tranquilidad y seguridad.
A continuación les comparto algunas estrategias que nos funcionaron para que nuestros hijos (4 y 12 años) se adaptaran sin mayores complicaciones:
Converse con los niños sobre el traslado
Independientemente del motivo de la mudanza y utilizando el lenguaje apropiado para cada cual, hable con sus hijos sobre el traslado y hágalo con bastante tiempo. Responda sus preguntas con sinceridad.Deles toda la información necesaria
Déjelos que
participen en el proceso de toma de decisiones. Si así ellos lo desean, muéstrele
la nueva casa, seleccione la nueva escuela con ellos. Aunque se muden al
exterior, esto es posible con el internet; pídales a familiares o amigos que le
manden fotos o videos; si tampoco tienen conocidos en el lugar, consigan un
buen agente inmobiliario. Es muy efectivo, porque sobre todo los mayorcitos, no
sentirán que es algo impuesto y que su voz cuenta en la familia.
Prepárelos para el cambio
Posponga
otros cambios importantes, como quitar el chupete al pequeño o suspenderle los
videojuegos al mayor, déjelos para otro momento y así evitar mayor estrés.
Procure que
la mudanza se haga a final del año escolar, así probablemente no tengan que
repetir el año en la nueva escuela. Una mejor idea, si es en tiempo de vacaciones
y consiguen involucrarlos en algún campamento de verano, iniciarán haciendo
nuevas amistades e involucrándose con un posible nuevo idioma o jergas.
Simule
situaciones positivas. Con los pequeños, utilice un cuento o los juguetes para
simular la mudanza y cómo será su nueva vida juntos. Si tiene adolescente, escúchelos
y hágale saber que sus sentimientos importan. Dígale que el cambio puede servir
para que sepa como adaptarse para cuando le toque ir a la universidad, por
ejemplo.
Confíe en Dios
Es una
experiencia delicada pero si pone su confianza en Dios, también puede ser una
etapa de mucho aprendizaje, en la que se una más a sus hijos y ellos también se
unan entre ellos. Recuerde que todas las cosas obran para bien a los que confían
en Dios.
Les deseo
mucha suerte!