Identifica y
anticipa las necesidades. Quédate por una noche en la habitación que dispondrás
para tus huéspedes. Podrás notar si falta un poco más
de iluminación o la claridad pasa demasiado, si necesitan sabanas extras,
libros o revistas para leer, si se
siente mucho ruido, si hay alguna humedad u olor desagradable, la comodidad del colchón, la disponibilidad de almohadas, etc.
Mímalos.
Organiza el
desorden.
Muchas veces el llamado cuarto de visitas puede llegar a acumular muchas cosas
que no pertenecen allí. Por tanto saca un momento días antes de que llegue tu
visita y organízalo, sacando todo lo que no pertenezca allí, si no tienes donde
mover algunas cosas, puedes utilizar cajones, colocarlos debajo de la cama o
dentro de los closets, para que maximices el espacio, limpiando así mismo, las ventanas,
espejos y todo muy bien. No olvides colocar un pequeño zafacón y un cesto para
su ropa sucia.
Entre otros
detalles.
En el baño que utilizarán, por ejemplo, exagera
un poco proveyendo suficiente papel de baño, jabón, una alfombra, pasta dental,
enjuague bucal, hilo dental, shampoo y acondicionador, peine, toalla sanitaria,
crema, afeitadores nuevos, toallas extras, calmantes, hilo y aguja de cocer,
etc. Todo esto lo puedes colocar en un lindo baúl, cajón o cesta decorada.
Tratarlos como te gustaría que te
traten a ti en sus casas puede funcionar pero para mí funciona mejor ser
auténtico, estar pendiente de lo que les puede agradar y mostrar cero estrés,
así no sentirán que son una carga para ti en esos días y serás un/a gran
anfitrión/a.
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