sábado, 12 de mayo de 2012

Y tu relación con tu madre… ¿cómo va?

Gracias a Dios aún tengo mi madre viva y nos llevamos bien, pero confieso que desde muy pequeña he visto el día dedicado a las madres como un día “un poco cruel”, pues sucede que me crie cerca de mi abuela materna y veía como ella ese día, lloraba en silencio a su fenecida madre quien ya tenía muchos, muchos años de haber partido. Creo que por esta razón pienso tanto en las personas que ya no tienen su madre viva, ¿Cómo les afecta emocionalmente este día?, ¿Qué hacen ellos en este día?, ¿A quién llaman o visitan?...


Tal reflexión, me invita a revisar cada año mi relación con mi madre, ¿Cumplo con el mandato de Dios de honrarla e igualmente a mi padre?, ¿Sabe y siente ella que realmente la amo y la respeto?, ¿Se siente orgullosa por lo que he hecho con mi vida, con mis acciones?, ¿Me ve feliz como sé que ella quiere que sea?....

En este sentir, es imperativo hacer un alto y poner en orden, revisar, cómo es nuestra relación con los demás y sobre todo con ese ser tan especial, principal instrumento que se dejó utilizar por Dios para que viéramos ¡la vida!, pues como bien me ha comentado mi amiga Fifi quien perdió su madre: “Lo importante es eso…nunca es demasiado tarde para decirle en vida Te quiero…o abrazarla, darle besos…aprovechar ese tiempo!”.

Les invito a que la llamen, la visiten y se cercioren de que ellas sientan ese amor tan grande que le tienen; en tanto a aquellos cuyas madres ya han partido sólo les digo que si el amor más parecido al de Dios es el de una madre aún les queda el amor más grande, el amor de Dios.

Feliz Día para todas las que permitieron que Dios diera vida a través de sus vientres y Feliz Día también para todas las que no pudiendo parir permitieron que Dios diera vida a través de sus corazones, por que fueron valientes y adoptaron el amor.

viernes, 11 de mayo de 2012

La Onda Verde

Hola mis amigos, hace días quiero tocar el tema medioambiental por su gran importancia para todos, mi madre me ha enviado este e-mail que hoy les comparto. ¿Qué onda wey?.... La Onda Verde.

“En la fila del supermercado el cajero le dice a una señora mayor que debería llevar su propia bolsa de compras, ya que las bolsas plásticas no eran amables con el medio ambiente La señora se disculpa y explica: “Es que no había esta onda verde en mis tiempos.”

El empleado (un chamo con cara de no se que) le contesta: “Ese es justamente nuestro problema ahora, señora. Su generación no tuvo suficiente cuidado para preservar nuestro medio ambiente.”

“Tienes razón”, contesta la viejita, “nuestra generación no tenía en sus tiempos esa onda verde.

En aquel entonces las botellas de leche, las botellas de gaseosas y las de cerveza se devolvían a la tienda. La tienda las enviaba de nuevo a la planta para ser lavadas y esterilizadas antes de llenarlas de nuevo, de manera que podían usar las mismas botellas una y otra vez. Así, realmente las reciclaban. Pero no, no teníamos onda verde en nuestros tiempos. Subíamos las gradas, porque no había escaleras mecánicas en cada comercio y oficina. Caminábamos al almacén en lugar de subir a nuestro auto de 300 caballos de fuerza cada vez que necesitamos recorrer dos cuadras.
Pero tienes razón. No teníamos la onda verde en nuestros días. Por entonces, lavábamos los pañales de los bebés porque no había desechables. Secábamos la ropa en tendederos, no en esas máquinas consumidoras de energía sacudiéndose a 220 voltios: la energía solar y eólica secaban verdaderamente nuestra ropa. Los chicos usaban la ropa de sus hermanos mayores, no siempre modelitos nuevos.
Pero es cierto: no teníamos una onda verde en aquellos días. En ese entonces teníamos solo un televisor o radio en la casa, no un televisor en cada habitación. Y la TV tenía una pantallita del tamaño de un pañuelo, no una pantallota del tamaño de un estadio que ¿cómo se desechan? En la cocina, molíamos y batíamos a mano, porque no había máquinas eléctricas que lo hicieran todo por nosotros. Cuando empacábamos algo frágil para enviarlo por correo, usábamos periódicos arrugados para protegerlo, no plastoforms o bolitas plásticas que duran cinco siglos en comenzar a degradarse.


En esos tiempos no encendíamos un motor y quemábamos gasolina sólo para cortar el pasto; usábamos una podadora que funcionaba a músculo; hacíamos ejercicio trabajando, así que no necesitábamos ir a un gimnasio para correr sobre pistas mecánicas que también funcionan con electricidad.

Pero estás en lo cierto: no había en esos tiempos una onda verde. Bebíamos directamente de una fuente cuando teníamos sed, en lugar de usar vasitos o botellas plásticos cada vez que teníamos que tomar agua; plásticos que ahora atestan los océanos. Recargábamos las plumas fuentes con tinta, en lugar de comprar un bolígrafo nuevo a cada rato, y cambiábamos las navajas de rasurar en vez de echar a la basura todo el rastrillo ‘desechable’ y contaminador, sólo porque la hoja perdió su filo.

Pero, en efecto, no teníamos una onda verde por entonces. En aquellos tiempos, la gente tomaba el tranvía o un ómnibus y los chicos iban en sus bicicletas a la escuela o caminaban, en lugar de usar a la mamá como un servicio de taxi de 24 horas. Teníamos un enchufe en cada habitación, no un banco de enchufes en cada pared para alimentar una docena de artefactos. Y no necesitábamos un aparato electrónico para recibir señales de satélites a kilómetros de distancia en el espacio para encontrar la pizzería más próxima.

Así que, ¿no te parece risible que la actual generación lamente cuán poco conscientes del ambiente éramos los viejos por no tener esta onda verde en nuestros tiempos?

Atentamente,


La Onda Verde

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